Junto con el de origen catarí y noruego, es la provisión de gas que les permite a los países europeos cubrir el faltante de origen ruso.

Mundo > CRISIS ENERGÉTICA

Estados Unidos le ofrece a la UE vender el gas necesario para cubrir su demanda

“Tenemos capacidad más que adecuada para cubrir sus necesidades”, afirmó el subsecretario del Departamento de Inversión Extranjera y Seguridad Nacional de Washington
Tiempo de lectura: -'
14 de febrero de 2024 a las 05:03

Tras dos años de crisis de provisión de gas por la guerra entre Rusia y Ucrania, la Unión Europea (UE) recibe de su socio en la OTAN, Estados Unidos, la promesa de proveer suficiente gas licuado como necesiten los 27 países que la integran.

La detención de los planes de construcción de plantas de Gas Natural Licuado (GNL) en Estados Unidos había generado dudas sobre la posibilidad de que los envíos por barco cubrieran las necesidades de ese combustible en momentos en que la UE depende más que nunca del GNL estadounidense.

“Con las instalaciones actuales, tenemos capacidad más que adecuada”, dijo Mike Considine, vicesecretario del Departamento de Energía estadounidense durante una reciente visita a España. “Antes de tomar la decisión, hicimos cálculos para estar seguros de que no habría ningún tipo de interrupción”, apunta el funcionario.

Considine afirma que “se hizo un gran esfuerzo de análisis de la capacidad actual y de lo requerido, particularmente por Europa en el corto plazo”, y de esa manera despeja el temor existente no solo por las reservas de gas sino también por el freno a construir más terminales de gas licuado que pueden impactar en los flujos exportables de GNL.

La decisión de no construir más plantas gasificadoras “afecta solo a los nuevos permisos, un número muy pequeño [de terminales]. La capacidad actual excede las necesidades de exportación de GNL, especialmente a Europa”, advirtió.

El análisis y los cálculos hechos por el Departamento de Energía, dijo, van más allá de lo ambiental, la razón esgrimida por Washington cuando comunicó la decisión, dado el elevado impacto de estos proyectos, y entran en el terreno de lo económico.

El horizonte cambió: tras una década de expansión “sin precedentes”, en palabras de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el crecimiento de la demanda “se ralentizará en los próximos años, a medida que el consumo cae en las economías avanzadas”.

De modo que invertir miles de millones en costosas infraestructuras sin certeza de retorno sería poco conveniente. La producción de GNL –destinado a la exportación- en Estados Unidos va en caída desde 2020.

El GNL estadounidense, junto con el catarí y el noruego, fue y es el principal reemplazo del gas ruso enviado por gasoductos desde la guerra con Ucrania.

La mayor parte del combustible exportado por Estados Unidos se obtiene por fracking, una técnica criticada por los ambientalistas por su impacto sobre la naturaleza. Tras la pandemia y la posterior crisis de precios, Washington también redobló su apuesta por la energía con llamada la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés).

Pese a su nombre, poco tiene que ver con la escalada de precios. La norma trata sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y busca no perjudicar el  crecimiento económico.

“En los 15 años que llevo haciendo este trabajo de regulación, no han dejado de aumentar las inversiones extranjeras en el sector energético. La gran mayoría de ellas, procedentes de Europa”, dijo Considine.

“Y el IRA ofrece una nueva oportunidad para que crezcan aún más: muchas compañías europeas están mirando las posibilidades que les ofrece este marco, con inversiones en territorio estadounidense”, añadió.

Considine negó que el programa de incentivos fiscales para inversiones externas en el rubro energético sea una situación de competencia desleal con Europa. “Encontrará su propio equilibrio, asegurándose de que las empresas tienen los incentivos correctos para continuar invirtiendo”, dice.

El propósito de esos incentivos es el de “asegurar que las inversiones extranjeras están en líneas con las prioridades estadounidenses de seguridad nacional”.

Considine dirige la Oficina de Inversión Extranjera y Seguridad Nacional, encargada de supervisar las inversiones extranjeras en materia de seguridad. El área energética, desde la guerra de Rusia con Ucrania, está al tope de la geopolítica.

“Analizamos las transacciones y nos aseguramos de mantener ese balance. En la mayoría de casos son aprobadas, a veces con condiciones. El propio concepto de seguridad nacional se convirtió en algo mucho más dinámico. La inteligencia artificial, la computación cuántica, biotecnología, microelectrónica tienen un uso dual: pueden tener aplicaciones en el sector comercial, pero también pueden tener implicaciones serias en el plano militar”, explica.

“En nuestros teléfonos móviles y computadoras tenemos una tecnología de semiconductores muy similar a la que se utiliza en sistemas avanzados de radar y en otros sistemas militares”, agrega.

El auge de la economía china en las últimas décadas aumenta el volumen de trabajo de la oficina que dirige Considine: “China es uno de los mayores inversores en Estados Unidos y tiene sus propios problemas en términos de movilidad del capital y de propósito de sus inversiones”.

(Con información de agencias)

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...