En aquella goleada ante México del 7 de setiembre, Coito apostó por un equipo con personalidad y con llegada. Tuvo muchos altos y algunos claroscuros defensivos, pero, sobre todo, contó con dos figuras espectaculares, una en defensa y otra en ataque.
Fue la noche brillante de Luis Suárez quien convirtió dos goles y le dio –de rabona– una magistral asistencia a Gastón Pereiro para su primer tanto con la celeste.
El otro hombre que sobresalió en aquella ocasión fue Fernando Muslera, notable en el arco.
Este viernes, en la primera derrota en la historia contra Corea del Sur, Tabárez no tuvo a Suárez, un jugador desnivelante casi siempre para Uruguay, un dato no menor. Aquella vez, Coito no contó con Edinson Cavani.
Una de las diferencias entre el equipo que puso ante México el actual DT de la sub 20, con el que colocó el Maestro contra los coreanos, se vio en la velocidad que mostró Jonathan Urretaviscaya como volante externo por derecha. Fue realmente imparable aquella noche.
Tabárez no lo pudo tener luego de que se lesionara los ligamentos cruzados de una de sus rodillas por lo que tendrá para al menos seis meses de recuperación
Otra diferencia fue la presencia de Pereiro como titular por delante de los cuatro del medio. El balón se manejó mucho mejor que en este pobre encuentro contra los coreanos y le llegó muchas veces a Luis Suárez quien funcionaba prácticamente como único punta con el hombre de PSV detrás.
A los muchachos de Tabárez esta vez las cosas no le salieron bien.
En el inicio de su quinto ciclo al frente de la celeste, el Maestro apostó por jugar con el mismo doble cinco que Coito –Torreira, Vecino–, pero colocó a Nahitan Nandez por derecha y a Rodrigo Bentancur –muy estático– por izquierda.
Nande, el jugador de Boca Juniors aportó muy poco y los claroscuros de Bentancur, hicieron que la pelota apenas le llegara bien jugada a los dos de arriba, Cristhian Stuani y Edinson Cavani, quienes prácticamente fueron espectadores de lujo.
Una vez más hubo un doble cinco aguerrido, pero a diferencia del partido ante México, esta vez, faltó elaboración.
Lo que sí se reiteró –lamentablemente– fueron los errores defensivos como se había visto ante México, pese al 4-1.
En eso, el abanderado otra vez fue Martín Cáceres, quien se equivocó en los dos goles.
Una nueva diferencia respecto a aquella noche, es que Coito pudo contar con José María Giménez en la zaga, quien no solo dio una mano bárbara, sino que en aquel partido incluso anotó el 1-0. Tabárez no lo tuvo por lesión.
Lo mejor del equipo del Maestro fue ver la polifuncionalidad de alguno de sus futbolistas.
Uno de ellos fue Diego Laxalt, quien comenzó como lateral zurdo y luego lo hizo de volante.
Algo similar ocurrió con Bentancur que tras ser volante por izquierda, comenzó el segundo tiempo como media punta y luego bajó como mediocampista por derecha.
El equipo esta vez se vio desbordado, sorprendido, sin profundidad ni llegada, muy distinto a aquel que Fabián Coito plantó ante México.
El DT sub 20 hizo muy bien los deberes. El Maestro puede y debe mejorar.
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