Paro general o apoyo a medidas sectoriales: la disyuntiva de la CGT

Más allá de los matices, desde la CGT anticipan que la conflictividad irá irremediablemente en aumento. Se aferran al nuevo dato de pobreza publicado por el Observatorio de la UCA, advierten que cada vez más trabajadores registrados son pobres y resaltan que la negativa del presidente Javier Milei a fijar un nuevo salario mínimo los obliga a ponerse en guardia. En ese contexto, los gremios estiman que que la situación general será la que termine definiendo lo tiempos de una segunda medida de fuerza contra el gobierno libertario.

“Hay que tener los pies en la tierra y el termómetro en la mano”, señala ante El Observador un experimentado dirigente sindical y agrega: “los tiempos no los marca twitter, ni la expresidenta, los tiempos los va a marcar la necesidad de la gente y eso lo vamos a medir con cada delegado”.

Si bien no hay plazos ni certezas, los principales referentes de la CGT coinciden en el diagnóstico sobre el futuro cercano y la magnitud de la crisis que sobrevendrá en la Argentina. Lo hacen públicamente y también fuera de micrófono. Varían los tonos, pero no los conceptos.

“Vamos a discutir un nuevo paro”, aseguró Pablo Moyano tras la caída de la reunión para discutir el aumento del salario mínimo vital y móvil. “El gobierno está generando todas las condiciones para una nueva medida”, sentenció Héctor Daer en las últimas horas.  Puertas afuera de la central obrera el discurso beligerante se impone, puertas adentro aún reina la paz.

Sin unanimidad

Puertas adentro de la CGT, las aguas aún están divididas. Los gremios más combativos exploran la posibilidad de comenzar a gestar un nuevo paro general. Entienden que las condiciones están dadas. Desde el ala dialoguista sostienen que una nueva medida de fuerza en tan poco tiempo sería contraproducente. Intentan explorar un camino similar al que recorrió la CGT durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando la central obrera ofició como garante de los paros sectoriales.

Las bases marcan la temperatura del conflicto. La vieja estrategia cegetista de golpear la mesa para después sentarse a negociar no parece funcionar con el gobierno de Milei. Ya hubo un paro general y no sólo el gobierno no abrió una mesa de negociación, sino que fue por más y dinamitó el Consejo del Salario y apuntó contra las obras sociales sindicales.

Para comenzar a delinear los pasos a seguir se espera que esta semana se reúna la mesa cica de la CGT. Mientras tanto, los gremios de transporte son la punta de lanza de la estrategia de paros sectoriales. La Fraternidad ya anunció un paro para el próximo miércoles y la UTA definirá en las próximas horas una medida de fuerza. Seguramente habrá conciliación obligatoria, pero el conflicto ya estará instalado.

Obras sociales

En medio de un clima tenso, desde el Gobierno decidieron dinamitar los puentes y avanzar con la desregulación de los aportes de a las obras sociales. Así lo confirmó el vocero presidencial Manuel Adorni el lunes por la mañana durante su habitual conferencia de prensa. En ese marco desde el sindicalismo advierten que el aporte que se realiza a las obras sociales no cubre “ni los gastos mínimos” y sostiene que la medida solo “agravará los problemas en el sistema de salud”.

La medida anunciada hoy por Adorni no sorprendió a la dirigencia sindical. La Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) había dejado trascender antes del fin de semana que esta semana se publicaría la reglamentación de una parte del DNU 70/23 que habilitaría la libre elección de una obra social o prepaga por parte de los trabajadores, al quedar sin efecto determinadas resoluciones que no lo permitían.

En ese contexto, desde la CGT aseguran que los puentes con el gobierno están rotos. No hay canales de diálogo abiertos y tampoco perspectiva de que la relación cambien en las próximas semanas.