El 22 de mayo de 2019 la Justicia procesó a Ángel Moreira, un ciudacoches de Rivera, conocido como El Cachila, como coautor del homicidio de la joven argentina Lola Chomnalez, asesinada a fines de diciembre de 2014 en el balneario Valizas (Rocha). Se le tipificó la coautoría de un homicidio simple agravado por alevosía, y marchó a la cárcel.
El Cachila era vendedor de estampitas radicado en Rivera que en abril de 2015 declaró haber visto morir a la joven. En 2015 declaró que vio cómo Chomnalez se desvanecía y caía de rodillas; su testimonio siempre fue confuso y cambiante. Según su defensa, no tenía antecedentes penales, era adicto a las drogas y padece varias enfermedades.
Había sido indagado en abril de 2015 por este caso pero había quedado en libertad. En febrero de 2019 asumió la causa un nuevo fiscal, Jorge Vaz, quien después de analizar todo el expediente volvió a citarlo como indagado y pidió su procesamiento, pero por encubrimiento. La línea de investigación se basa en que fue más de una persona la que participó del homicidio de Chomnalez, y el fiscal consideró que no cabían dudas de que El Cachila fue una de ellas. De todos modos, el ADN de este hombre no coincidió con la encontrada en el pareo de la adolescente, por lo que no hubo pruebas de que haya sido El Cachila quien la mató.
Según supo El Observador entonces, la Policía Científica cotejaba todos los viernes el ADN encontrado en la toalla y la cédula de Chomnalez, con la información genética de su base de datos, recolectada en la semana con todas las personas que ingresan al sistema carcelario.
El caluroso domingo 28 de diciembre de 2014, El Cachila, en compañía de otras personas, caminó desde Aguas Dulces hasta Valizas. Según detalló la fiscalía en su dictamen, sobre las 15 horas, cerca de una zona conocida como “Arinos”, se encontraron con Lola, quien caminaba en sentido opuesto.
La hora de la muerte de la menor coincide con la hora en que los técnicos dicen que el enjuiciado dijo haber estado con ella. El Cachila declaró entonces que a la hora en que se cruzó con ella había sol fuerte y hacía mucho calor. Dijo que dejó a la víctima en el lugar donde apareció el cuerpo y dio detalles de lo que la víctima llevaba consigo. Coinciden con los que fueron ubicados 15 días después del crimen, a pocos metros del lugar donde estaba el cadáver.
Además, declaró en un momento de la investigación del caso que llegó a dialogar durante una hora con la adolescente argentina luego de cruzarse con ella en la playa a un kilómetro y medio del balneario de Aguas Dulces.
Así lo declaró ante la Justicia: “Me peché con ella. Ella venía por la playa caminando, yo iba para Valizas y ella iba para el otro lado. Yo venía de Aguas Dulces”, declaró. Incluso llegó a dar una descripción de cómo iba vestida la joven. “Venía caminando normal, con la mochila. Tenía un short y una blusita fina”, afirmó.
"Hola miga (sic) te ofrezco una estampita”, le dijo entonces el hoy procesado a la joven, quien se interesó por lo que vendía aquel artesano. La fiscalía había acusado que el hombre y sus acompañantes obligaron a Chomnalez a salir de la playa en dirección a un bosque, probablemente con un móvil sexual.
En su declaración, El Cachila reconoció haber llevado a la joven hacia los árboles, aunque negó que haya sido por la fuerza. Según la declaración que citó el fiscal Vaz en su pedido de procesamiento, el hombre la acompañó debajo de la sombra de un árbol porque se sentía mal, “lo cual es a todas luces ilógico y contrario, no solo a la evidencia que surge del cuerpo de la víctima, sino de la situación en sí”.
El Cachila describió el lugar como una especie de “cueva” natural formada por arbustos contra la duna de arena, un lugar en el que había pasto y donde resaltaba un árbol de acacia. También contó que había caballos a pocos metros del lugar, que según pudo probar la fiscalía, estaban pastoreando en los alrededores el día del crimen, y describió la mochila que llevaba la joven y la botella de agua sin gas con la que se había provisto para hacer la larga caminata.
No obstante, la abogada defensora del imputado, Yésica Biquez, sostenía que El Cachila no estuvo en el lugar donde mataron a Lola y que cuando declaró detalles sobre la escena del hecho se debió a que fue "presionado" por la policía para que hablara.
Sin embargo, a juicio del fiscal Vaz, “la precisión con que (el Cachila) describe el lugar adonde estaba el cuerpo (de Chomnalez) es sorprendente”.
El hombre había asegurado que ese día estaban sentados con más personas debajo de un árbol, con pasto alrededor. Declaró que le tomó el pulso y que después se fue. Sin embargo, su abogada argumentó que esos detalles los escuchó de los propios policías y que muchas de las cosas que confesó no fueron exactas. "Por algo en ese momento con todo lo que había el fiscal del momento no solicitó nada", afirmó la abogada.
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